Los estudios realizados por
ciertas universidades estadounidenses
producen, a veces, una
cierta perplejidad
acompañada de la
consiguiente hilaridad
ante las conclusiones de los
“investigadores”, que son sorprendentes.
Este es el caso de la BYU,
universidad privada
que a la “Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”, está ligada.
Se trata en este caso de un
estudio social
a la vez que comercial:
Cuando un ama de casa, por
ejemplo, va a comprar a un centro comercial
la mejor idea para no gastar
demasiado dinero
no es llevar medio vacío el
billetero
ni dejarse las visas
olvidadas en el hogar conyugal
sino llevar tacones altos y
potentes
no para cansarse y abandonar
el comercio allí presente:
Es que al hacer más
equilibrios al recorrer las galerías
se fomenta en la sufrida
mujer
algo que es difícil de
entender:
Una mayor prudencia y
reflexión
antes de comprar el producto
en cuestión
para elegir el más
satisfactorio para su economía.
No obstante, si la persona
es un hombre, un varón
hay otras opciones igualmente
que producirán un efecto
equivalente
para consumir con moderación:
Se pueden subir y bajar las
escaleras mecánicas de la instalación
para preparar la mente y
comprar con mesura y discreción.
También se aconseja como
otra eficaz opción
que se asista a una clase de
yoga, antes de tomar la decisión
pues con el consiguiente
ejercicio y meditación
se le ajusta el cerebro a
tal varón.
Otra poderosa
alternativa
a la par contundente y
efectiva
es caminar "a la pata
coja".
Se supone que así las
neuronas a uno se le aflojan
y compra con más tino
y no tienta tanto a su
destino.
Y no se puede también olvidar
que si en invierno caminamos
sobre la acera helada
con facilidad nos podemos
resbalar
y al darnos una cabezada
vemos estrellas y nuestra
mente queda iluminada
para saber lo que nos
conviene comprar.
Este estudio, en conclusión
es parte de un área
emergente de investigación
que examina la relación
entre las sensaciones
físicas y la toma de una decisión.